sábado, 19 de junio de 2010

Un loro señala por dónde es el camino


COMO LA RELACIÓN entre la conservación de especies y el cambio climático es estrecha, la salvación del loro orejiamarillo es un ejemplo para seguir.


El loro orejiamarillo no se recalentó. Está a salvo hoy y no de milagro, sino por un trabajo que señala el camino en asuntos ambientales y climáticos.
Fue en 1998 cuando la Fundación Proaves y American Bird Conservancy redescubrieron en la región montañosa de Los Andes una colonia de 81 individuos de loro orejiamarillo, que se creía extinto.
En 2010, Birdlife Internacional anunció que el loro está a salvo, al menos por el momento. Su población superó los mil individuos.
¿Cómo fue posible? Con la unión de fuerzas, la preservación y mejoramiento del hábitat en sectores andinos, incluida la reforestación.
Durante estos 11 años de lucha, más de 180 personas y 47 organizaciones trabajaron por salvar la especie, reveló Alonso Quevedo, presidente de Proaves.
Para Fabio Arjona, director de Conservación Internacional Colombia, "uno de los aspectos más relevantes de la iniciativa del loro orejiamarillo, fue lograr involucrar a varias autoridades ambientales (CAR), el Ministerio de Ambiente, la Iglesia y otras organizaciones, quienes mancomunadamente apoyaron y continúan apoyando esta iniciativa, a través de campañas de comunicación como Reconcíliate con la Naturaleza, que inició con el loro como especie "sombrilla" y ha involucrado otras especies amenazadas".
Para salvar al loro, en 2009 se estableció el Corredor de Conservación de Loros Andinos, con el que se adquirió estratégica de más de 4.000 hectáreas de hábitat crítico y añadió esfuerzos de reforestación en zonas como el Tolima.
El programa Nidos Artificiales fue una de las herramientas de conservación más efectivas. Con él se proporcionaron nuevos sitios de anidación que reflejan, directamente, el aumento de la población.
El otro factor fue asegurar la conservación de la palma de cera, árbol nacional, que también está en peligro de extinción, pues es un único hábitat del loro, programa en el cual se involucró la Iglesia Católica, para desestimular, el uso de la palma de cera en la Semana Santa.
La protección de las especies está muy relacionada con el cambio climático: la protección de ecosistemas vital para conservarlas es fundamental para no aumentar la presión sobre el clima, indica un documento de la Convención de la Biodiversidad.
El esfuerzo de esta especie avanzó asimismo con proyectos de educación como el Aula móvil de Educación Ambiental Loro Bus, que alcanzó varios logros a través de sus visitas a 17 departamentos y 43 municipios, llegando a más de 120.000 niños.
"Desde 1999, Loro Parque Fundación ha apoyado a la Fundación Proaves en sus grandes esfuerzos para lograr la recuperación del loro orejiamarillo. Con el anuncio de que la especie ya no está en peligro crítico, estamos orgullosos de que nuestro apoyo de casi US$ 950.000 ha dado sus frutos de la mejor manera posible. El regreso del loro es extraordinario y el programa de conservación de Proaves se debe utilizar como un modelo de éxito para evitar la extinción de otras especies amenazadas de loros", dijo el presidente de Loro Parque Fundación, Wolfgang Kiessling.
"Es impresionante y notable el éxito obtenido, lo que puede lograrse cuando organizaciones, instituciones e individuos comprometidos se unen con un propósito claro y común, salvar especies", opinó George Fenwick, Presidente de American Bird Conservancy.
La restauración de los ecosistemas, fundamental para mitigar el cambio climático, trae detrás la preservación de la vida. Y eso es lo que se busca ante el calentamiento global.